Artículos doctrinales

20/01/2009

Alternativas al despido en época de crisis

Otras opciones viables antes de recurrir al despido del trabajador

Es difícil contestar a la pregunta de si existen para las empresas alternativas reales y viables al despido, en momentos como los actuales… De esta forma, autoridades en materia laboral creen que hay opciones antes de mandar a un empleado al paro. Reducir y congelar salarios, movilidad geográfica y funcional, expedientes temporales de empleo… un gran pacto de Estado.

El objetivo de las empresas, en estos momentos, es reducir sus gastos, entre ellos los laborales que, para muchas, es el gasto más importante. Es fundamental que las empresas busquen alternativas al despido para poder reducir sus gastos laborales. Es bueno para la empresa, para el trabajador y para el país.

También es necesario que los gobiernos ayuden con políticas económicas que fomenten y faciliten estas prácticas.

Entre las propuestas que las empresas pueden considerar para reducir sus gastos, sin tener que reducir su número de trabajadores, pueden ser las siguientes:

–       Limitar la contratación externa en utilizar, redirigir y fomentar los recursos humanos internos.

–       Reducir gastos a través de modificar formas de trabajar, condiciones y prácticas del trabajo con el objetivo de reducir barreras y de hacer el trabajo más eficiente.

–       Movilidad funcional y geográfica, modificación de condiciones de trabajo adaptaciones salariales, reducciones de jornada.

–       Suspensiones de contratos por causas empresariales.

–       La gestión más efectiva de los trabajadores a tiempo parcial, contratos permanentes y parciales y la utilización de trabajadores externos.

–       Revisión  de los gastos de seguros, impuestos y gastos adicionales del trabajo.

La ventaja de ofrecer alternativas al despido es que se consigue reducir gastos, en vez de tener que hacer pagos para que el trabajador se marche.

Es muy importante tener en cuenta los riesgos y problemas de seguir el camino de despedir a muchos trabajadores, que incluyen:

–       Se tiene que lidiar con los problemas legales.

–       Se tiene que negociar con los sindicatos.

–       Hay riesgo de crear un mal ambiente entre los trabajadores que se quedan.

–       Hay riesgo de perjudicar la imagen de la empresa.

–       Hay riesgo de perjudicar la reputación de los productos o servicios de la empresa como tal.

–       Hay riesgo de denuncias de alguno de los trabajadores.

–       Hay riesgo de interrupción de actividades por acciones laborales y/o sindicales.

–       Perjudica la posición de la empresa en el mercado laboral, cuando el mercado cambie y empiece a contratar de nuevo.

La conciencia cada vez mayor de la existencia de estos costes colaterales ha conducido a las compañías a buscar alternativas creativas al despido a la primera señal de dificultad financiera. Los puestos de trabajo compartidos, acortamiento de la semana laboral y reducciones voluntarias del salario son algunas de las medidas que están aplicando las compañías multinacionales norteamericanas antes de reducir los puestos de trabajo. Y aunque podrían no tener siempre un éxito del 100%, y algunos despidos pueden  continuar siendo inevitables, el valor a largo plazo de esas alternativas —dirigidas a mantener la moral y dejar una puerta abierta para que empleados clave retornen en periodos económicos más favorables— es muy alto, en opinión de los directores que las han adoptado.

En momentos de crisis, las empresas deben adaptarse al cambio de la coyuntura. Hay soluciones alternativas al despido, pero se encuentran con las trabas y rigidez de la legislación laboral. La solución pasa por introducir una mayor flexibilidad en el modelo y por cambiar la negociación colectiva para facilitar más el descuelgue salarial, la absorción o congelación de salarios.

Es urgente un gran pacto de Estado que incluya medidas laborales, económicas y sociales. La preocupación de nuestros dirigentes debe ir más allá de garantizar las «legítimas y necesarias» prestaciones por desempleo y empezar a adoptar medidas para facilitar la reincorporación en el empleo de los nuevos parados a través de la formación y una intermediación más eficiente. Siendo, además preciso, exigir menores requisitos para lograr que se declare un despido por causas objetivas como procedente por los jueces. Hasta que esto no llegue, la empresa debe plantearse alternativas al despido.

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