Entrevistas

14/04/2025

Entrevista a Luis Jesús Esteban Lezáun. Jefe superior de la Policía Nacional en Andalucía Oriental

1.- Es licenciado en Derecho, sin embargo, eligió pertenecer a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, ¿cómo nació su vocación?

Aun a riesgo de ser pedante, me permitiré corregirle el uso de esa locución conjuntiva adversativa, ese sin embargo, que sugiere alguna incompatibilidad entre el Derecho y el servicio público en la Policía Nacional. El artículo 104 de la Constitución Española dice textualmente que “Las Fuerzas y Cuerpos de seguridad, bajo la dependencia del Gobierno, tendrán como misión proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana”. Asimismo, el artículo 126 de nuestra Carta Magna señala que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, cuando fungen como Policía Judicial, dependen “… de los Jueces, Tribunales y del Ministerio Fiscal en sus funciones de averiguación del delito y descubrimiento y aseguramiento del delincuente”. Es decir, en el texto legislativo español de mayor rango se manifiesta de forma expresa la íntima relación que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tienen con el área más nuclear del Derecho: la protección de los derechos y libertades, así como la averiguación del delito y el aseguramiento del delincuente. 

Servir en la Policía Nacional es otra forma de ejercer el Derecho, una muy cercana al ciudadano y en la que, en ocasiones, la vulneración del ordenamiento jurídico deja sentir sus efectos más letales. Los policías somos generalmente la primera línea de defensa de la legalidad y a veces también la última, como cuando ejecutamos las órdenes emanadas de la autoridad judicial. Por eso es imperativo que el mecanismo que integra y coordina a los diferentes actores jurídicos, entre los que incluyo a la Policía Nacional, esté bien engrasado. Ese sofisticado mecanismo es el Estado de derecho y, como nación, debemos cuidarlo con extrema diligencia, respetando sus instituciones, el imperio de la Ley, la separación de poderes, los checks and balances de los que hablan en el mundo anglosajón… Hemos de respetar escrupulosamente la ley escrita, por supuesto, pero también ese conjunto articulado de costumbres no escritas que, a lo largo de décadas de experiencia democrática, ha ido decantándose natural y gradualmente hasta constituir la argamasa invisible, pero imprescindible, que ayuda a sustentar todo el edificio legal e institucional. 

Pues bien, de esas reflexiones y de mi temperamento más dado a la acción que al recogimiento del despacho, nació mi vocación policial, que no es sino una humilde manera más, de entre las muchas que hay, de servir a España. 

2.- Ha tenido una carrera policial muy diversa, desde investigador a jefe del GEO. ¿Qué ha aportado cada una de esas etapas?

En efecto, he tenido la fortuna de trabajar en diversas especialidades operativas de la Policía Nacional. En Cataluña, antes del despliegue de la policía autonómica, fui inspector investigador en Información y en la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO). Después comandé un grupo de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) y fui jefe del GOES, el grupo operativo especial de la Jefatura Superior. Luego he sido jefe de comisaría en Manacor, jefe de operaciones en Huelva, comisario local de Algeciras, comisario provincial de Salamanca y he tenido el honor de estar al frente del Grupo Especial de Operaciones (GEO) hasta mi llegada a la Jefatura Superior de Andalucía Oriental. Cada uno de estos destinos ha dejado su impronta en mi forma de entender la profesión, y el conjunto de todos ellos me ha permitido ampliar mi visión de la Policía Nacional. He tenido el privilegio de servir junto a compañeros muy profesionales y cuya entrega a la sociedad ha ido más allá de lo exigible. Creo que haber podido trabajar con tantos policías ejemplares (de todas las escalas y categorías) y en tantas especialidades y áreas geográficas me ha ayudado a crecer como profesional, aunque, como contrapartida, mi familia ha tenido que pagar un pequeño peaje.

3.- ¿Cómo ha influido su experiencia en el GEO en su labor como Jefe Superior de la Policía en Andalucía Oriental?

El GEO y los GOES (primer y segundo escalón, respectivamente, de la operatividad especial en la Policía Nacional, ambos bajo mando unificado con sede en Guadalajara) son especialidades policiales con una idiosincrasia muy particular. Esa idiosincrasia, basada en una rigurosa selección del personal, un entrenamiento exhaustivo y una obsesiva búsqueda de la perfección, imprime carácter en sus miembros. La planificación, el análisis crítico de lo ejecutado y la anticipación operativa y estratégica a los problemas forman también parte del acervo policial de GEO y GOES. Y a pesar de mis defectos y carencias, esa mentalidad o cultura policial influye positivamente en el ejercicio de mis actuales responsabilidades. En todos los órdenes de la vida somos, en alguna medida, el resultado de lo que hemos vivido y de nuestros esfuerzos (o falta de ellos) por perfeccionarnos. En cualquier caso, cualquier empresa colectiva (y la seguridad pública lo es en grado sumo) deviene imposible sin el concurso del grupo. Quiero decir que el liderazgo es importante en los resultados de una organización, pero lo realmente crucial es el material humano del que están hechos los componentes de la misma. Y puedo asegurar que en Andalucía Oriental, al igual que en el resto de España, los policías nacionales están, en lo que respecta a ética y profesionalidad, a la altura de las mejores fuerzas policiales del mundo.  

4.- Se ha cumplido un año desde su toma de posesión para el cargo de Jefe Superior de la Policía en Andalucía Oriental. ¿Qué balance hace de este primer año?

Como avancé en mi discurso de toma de posesión, sin desatender la delincuencia común, que en Andalucía Oriental no es más intensa que en el resto del territorio nacional, la lucha contra el crimen organizado ha sido nuestra principal preocupación en términos de seguridad ciudadana. Y me refiero al crimen organizado lato sensu, concepto que abarca desde la venta de droga al por menor en barriadas desfavorecidas, que gestionan grupos organizados, hasta la delincuencia perpetrada por poderosas organizaciones mafiosas instaladas en la Costa del Sol. Respecto a esta última, no conviene perder de vista que se trata de un área en la que operan casi la mitad de los grupos criminales radicados en España. Durante las primeras ocho semanas del año 2024 se registraron en Marbella ocho tiroteos relacionados con el crimen organizado. Algunas imágenes de estos tiroteos se volvieron virales y el miedo comenzó a extenderse entre los turistas europeos, que llamaban a los hoteles marbellíes para cancelar sus reservas. Esta coyuntura ponía en riesgo no sólo la integridad física de vecinos y visitantes, sino también la prosperidad económica de la zona. La Policía Nacional reaccionó con agilidad poniendo en práctica el Plan Costa del Sol, consistente en un despliegue muy numeroso de efectivos uniformados y en el impulso a los recursos materiales disponibles y a las capacidades de investigación, ya de por sí altas, como demuestra el esclarecimiento de la totalidad de los 20 homicidios registrados en 2024 en la provincia de Málaga en demarcación de Policía Nacional (gran parte de ellos no relacionados con el crimen organizado). El resultado del citado Plan ha sido muy positivo, ya que se han reducido drásticamente los incidentes armados y se ha recuperado la normalidad en los espacios públicos. No obstante, no conviene echar las campanas al vuelo: el crimen organizado lleva décadas arraigado en el litoral malagueño y extirparlo va a ser una tarea harto complicada y que se prolongará en el tiempo. Lo que sí podemos garantizar es que vamos a seguir hostigándolo y que Costa del Sol se va a convertir (se está convirtiendo ya) en una zona hostil para los grupos organizados. 

5.- ¿Cuáles son sus objetivos a corto y largo plazo y qué retos se marca para esta etapa?

Además del mantenimiento e intensificación del Plan Costa del Sol, los objetivos a corto plazo son contener la tasa de criminalidad y, en la medida de lo posible, reducirla. Sin embargo, la tasa de criminalidad es un concepto estadístico frío que, considerado en abstracto, no dice mucho a la sociedad, ya que no distingue entre las diferentes tipologías delictivas. Por ello el objetivo ha de ser reducir la tasa general de criminalidad, sí, pero con especial énfasis en los delitos que mayor alarma social provocan (homicidios, agresiones sexuales, robos con violencia, etc.). 

Suele decirse que España es un país seguro. Esta frase es cierta, pero debe añadírsele un matiz adverbial: España es un país seguro todavía. Nuestra nación, comparada con las de nuestro entorno, es segura. Pero hay que tener en cuenta que la seguridad de algunos países de la Unión Europea ha decrecido de forma ostensible en los últimos años. Y ha decrecido por la concurrencia de diversos factores: cierta caída de las expectativas vitales y del poder adquisitivo de las clases medias, la progresiva pérdida del principio de autoridad en los policías y otros colectivos antaño revestidos de ella, el incremento del número de armas de fuego en manos de delincuentes, la relajación de algunos valores tradicionales positivos para la pacífica convivencia, la existencia de una inmigración irregular masiva difícil de asimilar en tiempo y forma por nuestras estructuras sociales, etc. Pues bien, muchos de esos factores, en mayor o menor medida, se dan también en España. Esto nos obliga a anticipar escenarios distópicos indeseados pero no descartables y a adoptar las medidas necesarias para evitarlos. Y ése es el principal reto de la seguridad pública: prever la coyuntura delincuencial más probable y la peor de las posibles, así como diseñar las estrategias idóneas para prevenirlas y, llegado el caso, darles respuesta.  

Todo lo esbozado se traduce en aumentar las capacidades humanas y materiales de la Policía Nacional, en implementar el despliegue flexible de recursos en función de las necesidades y en una serie de medidas de carácter estratégico y operativo que no procede exponer en estas líneas. Baste decir que, entre otras cuestiones, seguiremos impulsando el Plan Costa del Sol y que potenciaremos los dispositivos policiales en los barrios y áreas urbanas especialmente azotadas por la delincuencia. A ello hemos añadido ya un Plan Regional de Lucha Contra la Ciberdelincuencia y otras acciones que conviene mantener en una prudente reserva. 

6.- Bajo su mando hay una plantilla de 6.300 policías para las provincias de Málaga, Granada, Almería y Jaén. ¿Considera que son suficientes para dar cobertura a tan amplio territorio? 

No conozco a un solo mando policial que no aceptara de buen grado un aumento de plantilla. En términos generales, los recursos humanos de los que disponemos en esta región policial son, en número y profesionalidad, más que adecuados. Sin embargo, en la provincia de Málaga el incesante aumento del turismo y el crecimiento proyectado de la población, tanto censada como no censada, para los próximos años obligarán en el medio plazo a un redimensionamiento de los recursos humanos y materiales.

7.- ¿Cuáles son las principales tipologías delictivas a las que deben hacer frente?

Las mismas que en el resto de la nación, con las especificidades propias del crimen organizado asentado en Costa del Sol. Desde el punto de vista numérico, los delitos contra la propiedad en los que no concurren violencia ni intimidación (hurtos, robos y estafas perpetradas a través de las nuevas tecnologías) suponen el grueso de la criminalidad. Desde la perspectiva de la seguridad subjetiva y la alarma social, destacan los incidentes armados y ajustes de cuentas en el litoral malagueño, el cultivo de marihuana en Granada, los robos con violencia o intimidación y las agresiones sexuales, así como la violencia de género y la doméstica. 

8.- ¿Cómo está utilizando la Policía Nacional la tecnología para mejorar la seguridad y la eficiencia en sus operaciones?

En los últimos años hemos hecho un esfuerzo técnico y presupuestario por ponernos al día y los resultados están siendo satisfactorios. Los inmovilizadores eléctricos (pistolas Táser) y la tecnología relacionada con la investigación (dispositivos avanzados para el análisis de dispositivos electrónicos, el programa ABIS de reconocimiento facial automático, etc.) son un buen ejemplo de ello. La tarea que tenemos por delante es ingente y en ella nos jugamos el futuro de la Policía Nacional. Habrá que conjugar la seguridad pública con la protección de la privacidad (destacando a este respecto la garantía de reserva de los datos de carácter personal) y un amplio ejercicio de la libertad de expresión. El equilibrio entre seguridad pública y libertad personal siempre ha sido difícil, y las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías van a convertirlo en un auténtico ejercicio de funambulismo. Pero no me cabe duda de que la sociedad española sabrá encontrar el punto medio. 

9.- ¿Cómo cree que es la percepción que tiene la ciudadanía de la Policía Nacional?

La última vez que el CIS las incluyó en sus encuestas, en el año 2015, las Fuerzas de Seguridad del Estado fueron las instituciones mejor valoradas por los españoles. Creo que hoy la valoración sigue siendo alta, porque el ciudadano sabe que puede contar con nosotros, cualesquiera que sean las circunstancias, las 24 horas del día, los 365 días del año. Lo mismo ocurre con las Fuerzas Armadas, los servicios sanitarios y de emergencias, los bomberos, etc. Los españoles aprecian esa disponibilidad y esa vocación de servicio.

10.- Se suele decir que esta profesión no tiene horarios, algo con lo que los empresarios y abogados también se identifican. En su caso, ¿cómo se compatibilizan la vida profesional y la personal? 

Policía, sobre todo cuando se ostentan ciertas responsabilidades, se es las 24 horas del día. En mi caso particular, me acostumbré, desde el inicio de mi carrera, a prestar servicio en horarios flexibles y a estar siempre localizado y disponible. Es algo que me resulta natural y que no me incomoda en absoluto. Los policías lo somos por vocación; amamos lo que hacemos y somos felices con ello. Como he dicho antes, es la familia la que paga el peaje de los cambios de destino, las jornadas laborales imprevisibles y las llamadas a deshoras. Mi forma de intentar compensar a mi mujer y a mis hijos es dedicarles todo mi tiempo libre. Gracias a Dios, son comprensivos conmigo, respetan mis ausencias y se enorgullecen de mi servicio en la Policía Nacional. Pero sé que estoy en deuda con ellos; intentaré saldarla cuando me jubile. 

Foto del avatar  Abogados en Granada, Málaga y Jaén

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