Artículos doctrinales

26/12/2022

Feliz año nuevo, unidos y con mínimos rescates


Me decía un amigo especialista en rescate de alta montaña que cuánto daño estaban haciendo algunas marcas de ropa deportiva al hacer creer a los neófitos que solo por ir conjuntados de arriba abajo con el equipo de montañeros, ya bastaba para lanzarse sin pudor a explorar las cumbres.

Y esto me hizo pensar en la apuesta que hacen los jóvenes cuando emprenden. Se adentran a competir en mercados complejos, primando y haciendo valer sus convicciones contra todo pronóstico.  En muchos casos, con ideas de negocio estructuradas, a veces sorprendentes y generalmente disruptivas, buscando ser diferentes aunque estén creando negocios de toda la vida.

Y les tengo muy presentes, no puede ser de otro modo, como empresarios del mañana aunque no todos lleguen a serlo. Las estadísticas demuestran que más de la mitad de las nuevas empresas fracasan en sus primeros tres años. Y cuando se analizan las causas, se habla de que no supieron plantear bien el negocio o quisieron imitar a empresas de éxito, además del consabido hándicap financiero.

Sea cual sea la causa, hay una que he podido comprobar que se repite en todas aquellas que vienen a nosotros en busca de un rescate, a pesar de haber llegado a la cima absolutamente equipadas, con todo lo necesario: su proyecto, su equipo humano, sus instalaciones, tecnología puntera y sus muchos desvelos y horas de sueño robados a cada noche.

No me canso de verlo. En un 99% de los casos, no he encontrado entre sus planes de empresa ningún atisbo de prevención, ningún pacto de socios -para lo bueno y para lo malo-, ningún riesgo empresarial asegurado, y lo más desalentador es preguntar por el asesor legal de su negocio y ver que sólo han externalizado, con suerte, las nóminas y los impuestos.

Empresas que contemplan en su lanzamiento junto a los gastos de constitución, alquiler de local, investigaciones de mercado, pagos a trabajadores y proveedores, campañas de branding, presencia en redes sociales, publicidad de lanzamiento, etc… -la lista puede ser larga-, y sin embargo, para lo jurídico…  cuentan con el consejo de un familiar o amigo que estudió leyes.

No todo vale, no todo sirve. Considero que uno de los mayores errores del emprendimiento en nuestro país, quizá junto al daño provocado por el mantra de “si quieres, puedes”,  ha sido no contemplar desde el origen al más esencial proveedor de todos, el asesor jurídico que supervise y aconseje preventivamente cualquier decisión que afecte al negocio.

Dadas las fechas en que estamos, con las ilusiones puestas en un año que comienza, este será mi mensaje para los jóvenes empresarios que,  al lado o frente a empresarios consolidados, se sumarán para seguir levantando nuestra economía y es que, cuando observen a sus empresas referentes, se pregunten siempre quién está detrás de su asesoramiento jurídico. Pueden llegar a sorprenderse.

A todos, empresas de nueva creación y empresas de siempre, clientes y amigos, a mi familia  y al equipo de profesionales de HispaColex a los que tanto debo, les deseo lo mejor para que en 2023 se cumpla mi mayor anhelo, seguir estando unidos.


Descargar artículo editorial publicado en el nº 70 de La Gaceta Jurídica de la Empresa Andaluza.


Foto del avatar  Javier López y Garcí­a de la Serrana - HispaColex

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